lunes, 28 de diciembre de 2009

Miércoles 30 de Diciembre

Tomé el primer taxi que pude ver, no recuerdo bien lo que le dije al chofer, estaba demasiado nervioso, ya estaba lo suficientemente solo en esta vida, y no quería perder a alguien por mi culpa. Como les conté en la publicación anterior, Ana estaba en serios problemas, pero no me detallaron mucho el suceso, y ni siquiera recuerdo el nombre del amigo que me llamó , sólo que su voz era de una preocupación abrumadora, lo que me aterró aún más.
Me dijo que fuese a un hospital ubicado en el sector oriente de Santiago, cerca de donde aloja actualmente Ana, esa noticia por lo menos me tranquilizó. Ana estaba con vida en un hospital, pero quedaba la incertidumbre de saber en qué condiciones se encontraba.
Había una excesiva congestión vehicular en las calles, generalmente pasa esto cuando uno va bien apurado, trataba de tranquilizarme mirando el paisaje, pero no podía, el chofer creo que me hablaba de la situación actual de la política en Chile, pero no le presté atención, sólo me quedaba callada y fingía una sonrisa para disimular mi nerviosismo.
Llegué al hospital, pero no estaba mi amigo esperando, lo llamé a su celular, pero no hubo caso, al celular de Ana menos. No tenía a quien llamar y estaba desesperado, tanto que me equivoqué de número varias veces, llamando a tipos que no veo hace más de 7 años. Fui a recepción y pregunté por Ana, la secretria al no ver que su computador tenía fallas con el sistema, fue a preguntarle a su colega si podía prestarle el computador para responder mi duda. En esos segundos, sentí que alguien tocó mi hombro, me di vuelta y una figura de más de dos metros vestido de negro me estaba mirando, noté que atrás de este individuo, la señora que estaba limpiando el piso se había quedado paralizada, como si el tiempo se hubiese detenido, miré a la tipa que me estaba atendiendo, y estaba en una imagen congelada, todo el hospital se había paralizado, excepto este gigante vestido de negro.
-¿Qué mierda sucede aquí? - le pregunté a este tipo cuya mirada posaba sobre mi sin decir ni una palabra. El tipo tenía cabellos rizados, no tenía pupilas y tenía unos extraños tatuajes en su rostro, que por su apariencia, fueron realizados por cortes. Nunca había visto a un ser así, no sabía si era un ángel o un demonio, pero el tipo tenía la habilidad de parar el tiempo. Creo que con el poder que tenía el tipo, estaba seguro de que podría haberme matado ahí mismo si quisiera.
Con una velocidad increíble, puso sus manos en mi garganta y comenzó a ahorcarme, traté de golpearlo, pero era inútil, sus brazos eran demasiado largos y sus brazos demasiado fuertes, cuando comencé a perder mis fuerzas, por fin habló.
-Tú... estás en el lado equivocado... - apretó con más fuerzas mi garganta, ya no podía respirar - ... estamos en una guerra infinita desde antes que nacieras, y sin embargo, siendo parte fundamental ... - realizó un sonido gutural muy extraño - ... sigues jodiéndo a nuestro jefe, ¿que mierda te crees? - me lanzó contra la pared - ... no abuses de tu rango - diciendo estas palabras, una nube negra envolvió a la silueta y desapareció, dejando un olor a azufre.
Estaba sangrando debido a los golpes que me propinó este ser.
Las enfermeras al verme en el piso, me atendieron y diez minutos después me dijeron que no había ninguna Ana. Todo era culpa de este ser, quien además tiene la habilidad de poner otra voz. Tenía muchas dudas sobre lo que dijo este tipo, pero estaba un poco más tranquilo por Ana. La llamé apenas salí del hospital, y me contestó, estaba muy bien y cuando le conté mi ubicación, se preocupó mucho y me invitó a su casa. Quería verla, así que no pude negarme a su petición.

Blogs