martes, 22 de septiembre de 2009

Martes 22 de Septiembre

Estoy en el "break" de mi trabajo en la biblioteca, no hay muchos clientes esta tarde, pero generalmente los días martes , se repite el mismo escenario. Hay dos muchachas que no paran de hablar en el pasillo, están viendo un libro de pop art. Con esos encendidos colores de la portada que se asemejan a la vestimenta de ellas 2.
Comentaba la última vez que escribí en el blog, que me iba a juntar con ex-compañeros de colegio, todos están con caras que yo describiría como "desgastadas", o "mucho carrete" como se dice en el buen chileno. Estaban todos mis amigos, excepto uno, que había muerto trágicamente en un accidente automovilístico, hace dos años atrás. Habían algunos que ya estaban casados, eran exactamente los que tenían una situación económica favorable y por supuesto, los que tenían chicas lindas.
En cuanto a las mujeres, estaban las mismas solteronas de siempre, las que hace unos 8 años atrás sufrían por ser "obesas", ahora tenían un aspecto demacrado y gastado, sobre todo Ana, quien era la novia de Alfredo, mi amigo que había muerto en aquel trágico accidente.
Todos hablaban de los cambios de hábito de Ana, su amiga más íntima me comentaba que ya no cenaba, que ya no salía en los fines de semana, era otra chica.
Mientras pasaban los minutos, habrían latas de cerveza, y yo no podía quedarme atrás, así que acompañé a mis amigos en varias rondas. Me preguntaron en qué estaba. Obviamente les dije que trabajaba en una biblioteca. Todos, para no hacerme sentir mal, decían : "¡qué entretenido!".
Mis mejores amigos del colegio, ya trabajaban para grandes empresas, incluso algunos eran dueños de oficinas de renombre, era el único que se había quedado "atrás", según la opinión de ellos, no me lo dijeron, pero pude verlo en sus rostros.
No me quejo del trabajo que tengo, siempre me han gustado los libros y mayor aún si son de mitos y los esotéricos. Al principio, todos estos temas me asustaban, principalmente porque cuando era niño, podía ver "cosas" , que generalmente la gente común no ve.
Se me habían "pasado las copas" y comencé a hablar estupideces con H.G. , mi mejor amigo del colegio, y en una de las conversaciones, dije que podía contactarme con los espíritus, claramente él lo tomó para la broma, pero cuando está borracho, tiende a gritar todas las cosas, y gritó lo que yo le había comentado, hubo distintas reacciones, porque sabían que a mí me gustaba todo este tema esotérico y diabólico, desde el colegio. Eso tiene sus razones, pero esa es otra historia.
-¿En serio puedes hablar con los muertos?
-Claro, pero la gente generalmente no cree en esas cosas.
-Yo creo en eso , de hecho siempre he creído en esas cosas, hasta Ana cree en espiritismos y esas cosas. ¿Cierto Ana?
-Por favor H.G., no la involucres, ella ya sufrió demasiado por Alfredo.
-No te preocupes, estoy bien, y me interesa ese tema, ¿es verdad lo que H.G. dijo?, ¿puedes hablar con los muertos?
-Sí
-¡Quiero que me contactes con Alfredo! - se paró de su silla y me miró fijamente. No bromeaba. Todos miraron a Ana, el ruido molesto de las copuchas se había acabado, ahora todas las miradas se posaron en mí y Ana.
-Ana, veo que no estás bien, puedo hacer eso, pero no te aseguro que Alfredo se presente, cuando haces un conjuro para...
-¡No me importa!, ¡Hácelo, todos aquí vamos a colaborar! , ¿no? - miró a todos los presentes.
Todos le siguieron la corriente, habían algunos que hasta se entusiasmaron con el tema, otros se mantuvieron al margen de todo esto.
Dibujé un pentagrama y algunos símbolos necesarios, con una tiza especial, no les diré de donde la saqué, o se pueden meter en un problema también.
Ana me pasó unas cuantas velas, y ya estaba todo listo para hacer el ritual.
El pentagrama da la posibilidad de llamar a fuerzas externas y atraparlas, en este caso, ibamos a llamar a Alfredo para que hiciese una aparición de su energía, la ouija también sirve, pero es más propensa a los errores, generalmente llegan otros espíritus, hay que tener cuidado con eso.
Los puse a todos al rededor del pentagrama y los hice pensar en Alfredo, para atraerlo más fácilmente.
Poseo un péndulo que indica si hay presencias externas, está cargado con la energía propia, si éste se mueve, es porque hay presencia.
No habrán pasado más allá de 10 minutos, cuando antes de convocar a Alfredo, una silla que estaba sin ocupar, salió volando y se estrelló en un ventanal de la casa.
El péndulo giraba demasiado rápido, era imposible que Alfredo tuviese tanta fuerza espiritual en el mundo del más allá.
Todos se asustaron, intenté decirles que se calmaran, si lograba eso, no habría problema, pero cuando se desconcentraron, cambiaron las energías que estaban presentes, y el aire se hizo más espeso, era evidente que un demonio estaba rondando la casa, y no creo que sea al azar.
-¡Apártanse! - grité - ¡Esto se salió de control! - no mentía, esto se escapaba de mis manos, estaba sospechando que era mi culpa, Aamon pudo haber comunicado el encuentro que tuvo conmigo y de lo que le hice, cuando le corté su miembro con una cuchilla bendita (vean los post anteriores).
La luz de la casa pestañeaba a gran velocidad y la temperatura del lugar comenzó a bajar drásticamente, hasta que Ana lanzó un desgarrador grito, fue tan agudo que todos nos estremecimos. Al volver la mirada, se encontraba en el piso, justo en el centro del pentagrama, pude ver que sus ojos estaban abiertos, pero estaban sangrando.
De pronto, Ana se puso de pie y sus piernas comenzaron a cambiar de forma, a una morfología equina, pero conservaba su torso humano, solamente yo podía ver esta transformación, los demás veían que se estremecía estando de pie.
-¡No la toquen! - les advertí.
Ante mis ojos aparecía la figura inconfundible de Orobas, había leído de ese demonio, pero nunca lo había visto en persona, es un príncipe del infierno y está a cargo de veinte legiones de demonios, muchas veces puede dar presagios asertivos.
-¡Orobas! - le grité
La cara de Ana se deformaba y aparecía la cabeza de un caballo diabólico, no tardó en mirarme, avanzó dos pasos y dijo :
-¡A tí te buscan en el infierno! ... ¡pronto llegará el día en que descubras tu maldición que te une a lo que menos deseas!
Diciendo estos presagios, abandonó el cuerpo de Ana y una ráfaga apagó todas las luces que existían en el lugar, desde las velas hasta las potentes ampolletas. Mi pobre amiga cayó al suelo inconciente, mientras otros amigos la fueron a socorrer. Por mi parte, me daba cuenta que la mayoría me miraba con espanto.
-¿Qué sucedió, compadre? - me preguntaba H.G., - le dieron como ataques de epilepsia a Ana, sacó una voz ronca y te habló con un acento muy raro, ¿qué sucedió?
-No te lo podría explicar bien, pero no fue Alfredo, Orobas, un demonio que puede ver el pasado, presente y futuro de los humanos, se presentó aquí, en el cuerpo de Ana y me dijo un presagio, que ya ni recuerdo muy bien qué decía - claro que recordaba lo que me había dicho, pero no iba a contarle nada, después de que gritó mis secretos.
-Anda a ver a Ana mejor, se ve muy mal.
-Está bien, el demonio ya abandonó su cuerpo, ella recobrará el conocimiento en pocas horas, es un desgaste fisico y mental, pero ya pasará, no morirá.
Después de decir eso, no paraban de mirarme y supe que había abierto la boca más de lo que debía.
-¿De qué mierda estás hablando?
-Olvídalo, se me pasaron las copas, debo irme, no me siento bien. Saluden a Ana, y diganle que lo siento, pero Alfredo no se presentó hoy.
-Está bien, ¿no quieres que te vayamos a dejar?
-No, está bien. Sé llegar bien a mi departamento.
Me despedí rápidamente de todos mis ex-compañeros y de sus respectivas parejas, y de Ana, quien descansaba en un sofá.
Al salir del lugar, H.G. me siguió, me detuvo y me dijo:
-A mí no me engañas, puedo ver cuando mientas, aunque estés en esas condiciones, ¿quien mierda eres?
-Soy el mismo de siempre, sólo que más viejo y aburrido de atender una biblio...
-¡Déjate de mierdas!, ¿qué le sucedio a Ana?
-Lo que te dije.
-¿Demonios dices?, ¿cómo sabes tanta mierda?
-¿Nunca has leído "La clavícula Salomonis" o "La llave menor de Salomón" ?, hay 72 demonios que pueden joderte, ¿Qué tal?
-Entonces era verdad eso de que veías gente muerta cuando eramos niños, ¿no?
No quise responder, para generar una respuesta producida por el silencio.
-Todo cambió cuando tu mamá murió, ¿no?
No respondí esa pregunta y seguí caminando hacia mi destino, podía sentir los gritos de disgusto y de enojo por parte de Ana, era obvio que H.G. seguía enamorado de Ana.
Tomé locomoción apenas vi un vehículo.
-¿A donde va amigo?
-A donde ud diga, sólo sáqueme de aqui.
Al volver a mi departamento, habian muchas cartas, pero antes de leerlas, necesitaba fuertemente un masaje.
Estaba preocupado por las palabras del demonio, generalmente nunca se equivoca, debía llamar al padre González.
De ahí les cuento como me fue.

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